EL CASCO EN ESPAÑA

Es innegociable. Al igual que no se nos pasa por la cabeza salir de casa sin frenos, hoy día no se concibe conducir en moto sin el principal elemento de seguridad activo: nuestro querido casco.

Ha llovido mucho desde los primeros pinitos en moto de una sociedad española que, inmersa en un eterno laissez faire, circulaba con la melena al viento en la etapa más permisiva de nuestro país. No sería hasta el verano de 1982, cuando la DGT pasó a regular el uso del casco en motos con cilindradas superiores a 125cc, dejando exento por entonces, a ciclomotores y motos cuya cilindrara fuese inferior a 125cc.

Por entonces, la sociedad comenzaba lentamente a ser más consciente de la importancia del casco. Pero como tantas otras veces, las cosas de palacio, van despacio. El paso definitivo en la regulación del casco tendría que esperar hasta la década siguiente. En el verano de 1992, España se uniría al resto de sus vecinos europeos con la legislación del casco como elemento obligatorio.

LA IMPORTANCIA DEL CASCO

Pero ya somos mayorcitos. Aquella indómita juventud, patio de recreo de accidentes mortales, queda atrás. Ahora al toro de las responsabilidades, por los cuernos.

Cuesta entender que después de comprar tu preciosa e impecable moto nueva, o en su defecto, tu preciosa moto de segunda mano, o en su defecto, tu cubierta de polvo/óxido moto antigua por restaurar, quieras apretarte el cinturón con el casco.

Después de semejante desembolso (en dinero, y por consiguiente, en el tiempo que has necesitado para ahorrar ese dinero –a no ser que sea un regalo-), carece de sentido que te lances a lo más barato del mercado. Si no te da el dinero, pídelo prestado. El dinero viene y va, pero, ¿adivinas lo que no viene y va? Eso mismo, tu vida.

La DGT estima que el casco reduce aproximadamente a la mitad la probabilidad de sufrir lesiones en la cabeza. Es importante tener grabado a fuego lento la importancia crucial del mismo al comprarlo, buscando siempre aquel que se adecue a nuestras necesidades, sin dejar de ser seguro y estar homologado. Cuanto más seguro, siempre mejor.

Mención aparte para la visera. Del mismo modo que a nadie le apasiona clavarse agujas en los ojos, no entendemos cómo se puede ir en moto sin visera o gafas de protección. Evidentemente, este riesgo es mayor cuanto mayor es la velocidad, siendo los trayectos en carretera los que requieren más preparación. Un insecto o partícula, arrojado contra el ojo a 120km/h, no es ni un mosquito, ni un super mosquito: es una bala. Pero es que sigue siendo una bala a 40, 50 y 60km/h.

¡A tener en cuenta!

LA ELECCIÓN DEL CASCO

A la hora de elegir nuestro casco entran en juego diversos factores, como puede ser el dinero que estamos dispuestos a gastar, el diseño que más nos gusta o el tipo de casco que mejor se adapta a nuestras necesidades.

No va a buscar lo mismo un conductor de ciudad, uno de carretera, o uno que se vaya de ruta/viaje con ella. Del mismo modo, no tienen las mismas necesidades un conductor de Málaga, que uno de Bilbao, de la Sierra de Grazalema, o Zaragoza. Las necesidades pueden ir también en función del espacio que se tenga para almacenar el casco en el sillín, o en el baúl, si se cuenta con él.

Pero todos esos conductores tienen algo en común: las ganas de vivir. Por lo tanto, y aun dependiendo de diversos factores, siempre hay que buscar la máxima seguridad a la hora de elegir nuestro casco. Veamos pues, los modelos más populares del mercado.

I. Casco integral

El casco más seguro por excelencia. Imperativo su uso en carretera y rutas/viajes. Están hechos de una sola pieza, protegiendo idóneamente la cara y barbilla. Entre las desventajas encontramos el peso, el volumen (dificultando que sea guardado en algunos sillines/baúles), y el calor que desprenden en verano. Cuanto mayor sea la gama, menores serán las desventajas: más ligeros, mayor ventilación y mayor confort.

II. Casco abatible/modulares

Los más seguros detrás de los integrales, aunque su seguridad está en entredicho al no ser compactos, y poder incluso incrementar el riesgo de lesiones debido a sus diferentes partes/módulos. Son considerados los más versátiles y cómodos, al ser idóneos para verano e invierno, y no necesitar quitártelo de la cabeza para descubrirte la cara (cajero, gasolinera). Como desventaja encontramos el peso (mayor que el integral) y el volumen (de nuevo mayor).

Es importante tener en cuenta que la legislación sólo permite circular con el mentón abatido en aquellos homologados como P/J (identifica aquellos que han pasado las pruebas como P –integral- y J -JET-). Podréis comprobarlo fijándoos en la etiqueta.

III. Casco abierto/JET

La protección que ofrecen es baja, dejando la cara y el mentón al descubierto. A pesar de ello, son los más populares debido a factores como su comodidad, peso ligero y reducido tamaño (ideal para guardarlo en el sillín/baúl). Son los más comunes de ver en scooters, y por lo tanto, en ciudad. Los hay con, o sin visera, siendo los primeros más recomendables al protegernos del viento, insectos y cualquier otra partícula, como comentamos anteriormente.

IV. Casco clásico

Protección insignificante. No son recomendados para uso cotidiano, al ser los menos seguros dejando la cara al descubierto y protegiendo mínimamente la cabeza. Gozan de gran fama en Estados Unidos, pero en general su uso queda relegado a rutas en la que la conducción es tranquila y sin prisas, o a exposiciones.

Sea cual sea el modelo que decidamos, debemos de tener en cuenta que los cascos con cierre de doble anilla/hebilla siempre nos van a dar un extra en cuanto a seguridad se refiere.

CONCLUSIONES

Desde Motos Clásicas de Alquiler siempre os vamos a animar a que no juguéis con vuestra seguridad, y vayáis a por aquel casco que, teniendo en cuenta vuestras necesidades, el uso que le vais a dar, vuestra zona de residencia y gustos, os ofrezca el mayor confort y tranquilidad.

Y recordad que al decir que lo barato sale caro, no nos referimos a que te compres el casco más caro del mercado. Pero en general, debemos entender que un casco de mayor gama debe de ofrecernos mayores prestaciones (es tu responsabilidad informarte sobre ello, y no fijarte únicamente en el precio), como pueden ser una mayor protección, comodidad, ventilación, durabilidad o un menor peso.

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